Es una enfermedad crónica caracterizada por dolor músculo-esquelético generalizado en los ligamentos y tendones; con trastornos del sueño, fatiga crónica, dolor de cabeza, colón irritable, entre otros.

Generalmente, comienza entre la tercera o cuarta década de la vida y principalmente en mujeres.

Los síntomas pueden persistir a lo largo de la vida, pero no siempre con la misma intensidad ni con el mismo nivel de severidad, sin embargo, impactan significativamente en la calidad de vida de las personas que la sufren.

Existen varios factores para que se desarrolle la fibromialgia, como la predisposición individual ligada a la propia resiliencia, la capacidad de adaptación en situaciones de estrés crónico, aspectos psicológicos como la ansiedad, la depresión, el trastorno obsesivo-compulsivo y el trastorno de estrés postraumático. Todo esto provoca cambios en el sistema nervioso somatosensorial, llegando a alterar el umbral de percepción del dolor, es decir, un estímulo indoloro es percibido como doloroso y la percepción de un estímulo doloroso como excesivamente doloroso.

El apoyo psicológico que ofrezco es fundamental, teniendo en cuenta el componente psicoafectivo y cognitivo, acompañados en muchos casos con síntomas ansioso-depresivo que en parte deriva de la propia enfermedad. Mi orientación es también psicoeducativo y personalizado según las necesidades de la persona por las características multiparticulares de la enfermedad.