Todas las personas tenemos un modelo de crianza parecido a las experiencias familiares de origen, que se aprende de manera particular. También se aprende por ensayo y error, muchas veces con dudas, angustias, con sentimientos de impotencia, de sentir que no sabemos cómo y qué hacer. En situaciones más complejas, provocan una fuerte carga emocional y afectiva con sentimientos ambivalentes que complica las relaciones intrafamiliares, causando muchas veces incomprensión y sufrimiento.
Mi intervención está dirigida justamente a orientar y apoyar en las dificultades en el rol de padres.
Intervengo haciendo conocer y entender la imagen interna que cada uno tiene de su rol como padre. Mediante el autoanálisis, la persona se reconoce en su rol, en su carácter, en sus miedos, en sus recursos, en cómo reacciona ante determinadas situaciones, etc. En hacer reconocer que el hijo(a) es una persona diferente del padre, que tiene su propio carácter, aspiración y deseo. Hacerlo consciente significaría liberarlo de las angustias y expectativas que tiene cada padre.
Con la orientación psicológica concientizo a los padres de sus propios estilos, de reactivar sus recursos y habilidades parentales para que retomen la gestión de la situación crítica del momento.
La necesidad de orientación recae muchas veces en momentos cruciales de la vida de los niños, como la adolescencia o en eventos particulares, como la llegada de un hijo, el duelo o la separación.
«No es necesario desear ser padres perfectos, bastaría con ser suficientemente buenos padres».